Seguramente, usted amigo lector, con frecuencia lee textos o escucha conversaciones que incluyen cada vez más palabras en inglés (anglicismos), sobre todo tratándose de lecturas y conversaciones relacionadas con el uso, cada vez más intenso de las tecnologías de la información (TIC), Tecnología, Información, Comunicación, (traducción literal directa), asunto que de suyo propio, resulta de interés evidente y comprensión inaplazable.
Pues bien, amigo lector, resulta que la pasada semana tuve oportunidad de escuchar y ver por internet una plática del licenciado en ciencias de la comunicación, Gabriel Moreno Rodríguez, académico, productor y director de noticias; especializado en temas de tecnología y CEO, del Instituto Tecnológico de Monterrey.
El referido catedrático, aún muy joven y de pulcra apariencia física, es sin duda un diestro conocedor del tema de STREAMING, anglicismo que significa en traducción directa SERVICIOS DE TRANSMISIÓN. Luego entonces, se pregunta el expositor, por qué no decirlo así sencillamente, y aprovechar para escapar de los muy odiados, por muchos, y en exceso usados términos en inglés.
Explica el conferencista y académico de referencia, que en el idioma inglés la palabra STREAMING en su relación directa con la tecnología de la información, tiene una connotación tan amplia y universal, que la sola traducción literal o aún interpretada, resulta insuficiente para entender lo que se quiere decir en el nuevo idioma milenium.
Por esto mismo, afirma el catedrático, es necesario, en el mundo de los anglicismos tecnológicos, construir primero la noción castellana del término, y siempre acompañar su uso, con una breve explicación, para enseguida definir el concepto que abarcan los denominados SERVICIOS DE STREAMING. Ya que , tal vez, reflexiona el expositor Gabriel Moreno, STREAMING podría ser la máxima expresión idiomática del internet.
Buena me parece la aludida reflexión, ya que para muchos, o mejor dicho para todos y todo, el acelerado cambio tecnológico ha reformulado los paradigmas económicos y del desarrollo, y ha prohijado sin duda, la universalización de una política de adaptarse o morir. Nadie ni nada escapa al cambio y transformación provocado por la Revolución Tecnológica que trajo el siglo XX. Contra esto, amigo lector, no es posible luchar, está demostrado históricamente, como imposible lo fue, luchar contra la revolución industrial, o la invención de la rueda en el pasado profundo de la humanidad.
Presentadas así las cosas, y en el contexto del presente mexicano, pronto y en pocos días nos daremos cuenta si la tan llevada y traída consulta popular sobre el tema del aeropuerto de la Ciudad de México, obligará a México y los mexicanos a retrasar el reloj y sus tiempo, una hora por el cambio del verano al invierno, o setenta años por las ocurrencias caudillistas de un personaje cautivado por el poder que da la idolatría, y la seguridad de estar en posición de ganarle al futuro y a la modernidad.
GRACIAS POR SU TIEMPO.
