El proceso electoral del 1 de julio en realidad no ha terminado.
En Tampico, la maestra Magdalena Peraza impugnó el resultado pero el virtualmente electo Chucho Nader ya está sosteniendo reuniones con sectores productivos y haciendo propuestas de Gobierno.
El alcalde panista de Madero, Andrés Zorrilla esperaría un resultado favorable pero el electo por MORENA anda en caminatas de agradecimiento en las colonias recogiendo las demandas ciudadanas.
La semana previa Adrian Oseguera ofreció mejorar los servicios básicos en Miramar y realizar obras hidráulicas para terminar con los problemas de inundación en algunos sectores urbanos.
En Matamoros, Mario Lopez ya tiene armado el Gabinete. De hecho había anunciado parte de sus colaboradores durante los tiempos de campaña.
El alcalde electo de Morena ya entregó al futuro gobierno federal varios proyectos para ser incluidos en el Presupuesto de Egresos de la Federación del 2019.
En Altamira, el ex candidato Carlos Toral mantiene una denuncia por rebase de topes de gastos de campaña. La reelecta alcaldesa panista Alma Laura Amparan ni se inmuta sigue con su agenda diaria de actividades desde el Ayuntamiento.
El Instituto Nacional Electoral consideró procedente la demanda presentada por el priista.
Y apenas agotándose los plazos y las instancias electorales de la elección del 2018, en septiembre arrancará formalmente el proceso electoral del 2019 para renovar el Congreso del Estado.
Los tamaulipecos elegiremos 22 diputados de mayoría relativa y 14 de representación proporcional, los llamados plurinominales.
Por la lectura que dejó la contienda del 1 de julio se asume que la lucha electoral será entre el Partido Acción Nacional y MORENA. El primero siendo gobierno en Tamaulipas y el segundo desde el Gobierno Federal.
En realidad, ambos partidos ya revisan perfiles para las candidaturas al 7 de julio del 2019.
La tendencia de las preferencias ciudadanas dependerá en gran medida de los resultados del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Los priistas por su parte tendrán que librar una primera batalla en la renovación de su dirigencia estatal donde está claro que ya no quieren a Sergio Guajardo.
Las posibilidades del PRI para la próxima elección son remotas y hasta los priistas lo asumen.
