Adolece de muchas cosas México. Ahora que pareciera que la incertidumbre está agarrada de una brújula que no marca el más elemental horizonte y menos el rumbo que se debe tomar, lo que más se está consumiendo en cualquier sector social-económico es el tiempo, el mismo que se nos acaba del cual pudiéramos estar a punto de no recuperarlo como nación, como una comunidad, como empresariado, o como un común ciudadano.
Se nos acaba el tiempo para que baje el costo de la energía eléctrica. Este gobierno detuvo las subastas energéticas que estaban programadas en diciembre de 2018 para que continuara el compromiso mundial que tenía México con la reducción de emisión de gases que provocan el calentamiento global y, con ello, continuar con la reducción de las tarifas en el hogar que se daría en 2020.
Se nos acaba el tiempo para la reforma del sistema de pensiones y fiscal. Este sexenio le tocaba el turno para hacer una profunda reforma sobre el futuro de los mexicanos en el que nos posicionamos con el mayor rezago del mundo, con una contribución de 6.5 por ciento, permeada solo en 25 de cada 100 mexicanos, misma que de no modificarse en este gobierno será insostenible para 2040.
Se nos acaba el tiempo para rescatar la economía nacional en los tres sectores productivos. Se registró el peor desempeño económico del Producto Interno Bruto (PIB) más negativo desde hace 110 meses (Gran Recesión Global 2009) y peor que el error de diciembre de 1994 (Sexenio de Ernesto Zedillo Ponce), ahora entrados en el segundo trimestre de 2019, abril mostró que continúa la debilidad económica de México que, de continuar así, difícilmente saldremos de una crisis para 2024.
Incluso, hasta al mismo gobierno de Andrés Manuel López Obrador se le está acabando el tiempo echando culpas del pasado sin accionar en consecuencia de su presente; haciendo menos gobierno contra mucha comunicación, ni qué decir que están operando una excesiva política transversal, por lo que este desequilibrio les traerá estragos posteriores a 2024 en el que tendrán un país más dividido, más desigual, así como más desequilibrado entre el norte contra el sur, entre los pobres contra los ricos, ni qué decir entre los que estudian para un mejor nivel de vida contra los que solo saben levantar la mano para pedir más, para todo y por siempre.
La planeación del tiempo me ha redituado para ser lo que ahora soy y como consultor en comunicación me resulta más vital que estratégico planear correctamente los tiempos. México está a punto de entrar a la recesión social más crítica en los últimos 30 años. ¿Usted qué opina? www.daviddorantes.mx
