Parece increíble que en lo general, cualquier personaje público conforme sigue avanzando en sus aspiraciones deja a un lado algo tan elemental, básico y sustancial como su propio storytelling o historia de vida por contar. Ahora que están por iniciar procesos electorales en Estados Unidos, Panamá, Guatemala, Uruguay, Argentina, Bolivia, así como cinco entidades de México, le vendría bien al electorado, como a los periodistas, hacerle la más certera de las preguntas que difícilmente será respondida con congruencia ¿Quién eres líder?
Resulta que en los últimos cinco años me he dedicado como consultor de comunicación, teniendo la oportunidad de trabajar con muchos líderes -hombres y mujeres- de todas las regiones de México, Estados Unidos, así como Suramérica, en la que todos tienen el mismo talón de Áquiles: su historia de vida por contar. Peor aún, cuando he tenido acceso con sus cónyuges, así como con su equipo más cercano, resulta que cada quien cuenta algo diferente, incluido los valores que perciben del personaje.
¿Qué tendría de grave no tener un storytelling definido? Muy sencillo, eso dicta la conducta pública del personaje en la que su interlocutor, audiencia o electorado puede conectar rápidamente ahorrando tiempos cruciales, dinero invertido, incluso hasta malinterpretaciones.
Un ejemplo empresarial –caso real-, no es lo mismo un gerente trabajador, que un gerente que siempre está presente (presentismo) más allá de sus horarios fijados para su jornada laboral; mientras el primero es una persona confiable y colaborativa, el segundo es inseguro, que tiende a la creación de grupitos afines a la sumisión.
Todo aquel que es candidato -que no es la misma condición de ser solamente político-, cuando no tiene claro su historia de vida por contar, tardará mucho su equipo cercano encontrarle el lado, consiguiendo un difícil posicionamiento para persuadir el voto del electorado.
Un ejemplo real –del que tuve acceso- de una candidata a gobernadora que prohibió hablar de su condición sexual en su Cuarto de Guerra (War Room) desde el principio, teniendo garantizado el triunfo, una semana antes de la elección se derrumbó porque no tomaron previsiones; caso contrario, con otra candidata al gobierno estatal, antes de empezar la campaña, puso sobre la mesa que su problema personal era el sobrepeso que tenía, de no ser la preferida por el electorado eso se convirtió en un elemento con el que se identificaron muchas mujeres y ganó.
Aclaro, el storytelling no es la versión corta del curriculum vitae, ni todo el ramillete de títulos profesionales; es el pasado que definió al líder para su actuación futura, con elementos para conectar con el corazón de su audiencia.
Además, es tan básico como bien dice el dicho popular “cuándo sabes de dónde vienes, tienes muy claro a dónde quieres llegar”. Si un líder empresarial, universitario, social o candidato político no sabe el cómo contar en menos de un minuto su propia historia de vida, difícilmente podrá llevar con claridad su proyecto en los siguientes meses con resultados positivos para la comunidad en la que influirá. ¿Usted qué opina? www.daviddorantes.mx
