Últimamente me ha sorprendido mucho ver a niños en la calle a altas horas de la noche o bien entre el día cuando se supone que deberían estar en la escuela o cuando menos camino a ella. Y me refiero a niños de entre 8 y 12 años, no jóvenes por encima de esa edad. Y si bien es cierto que a veces es en las mañanas cuando me los he encontrado, y he logrado saber que están en el turno vespertino, realmente también he sabido que hay casos en que no van ni en la mañana ni en la tarde a los planteles educativos. Y tal vez no estan haciendo nada malo en la calle, pero tampoco nada de provecho. Y lo que más me llama la atención es que no hay quién intervenga al respecto, no hay quién investigue a fondo porque hay chamacos en la calle cuando deberían de estar en clases. Lo peor del caso es que muchos padres de estos chamacos saben de la situación, saben de que andan en la calle, saben de que no van a la escuela, y ellos mismos toleran dichas acciones, ellos mismos les permiten dicha actitud.
Y esto también forma parte de la descomposición social que estamos viviendo en nuestro país, donde no hay una ley que obligue a los padres a llevar a sus hijos a las escuelas, a no permitirles andar de vagos. Porque cabe apuntar que esta situación no es privativa de esta ciudad, sino que también se ve en muchas otras partes del país, donde de la misma forma no se hace nada al respecto . Y si bien es cierto que en México nunca ha existido una ley que obligue a los padres a cumplir con llevar a sus hijos a la escuela, tal y como ocurre en el lado americano, donde incluso la policía interviene cuando la auroridad escolar reporta ausencias, en nuestro país antes cuando menos había la obligación moral de los padres de someter a sus hijos a las propias obligaciones de su edad, que son precisamente el ir a la escuela y el dormirse temprano (ya ni que decir de que ayuden en las tareas del hogar), de tal forma que quienes no cumplían con estas normas eran relegados socialmente, se les veía mal.
Y a decir verdad antes no había problema de que se asumiera tal actitud hacia ellos por su proceder. Ahora no, ahora no se considera malo que haya niños que no vayan a la escuela, porque con eso de que ya nadie puede criticar nada, porque inmediatamente saltan las dizque asociaciones de derechos civiles a juzgarlo a uno justamente por señalar, citar o mencionar lo que esta mal, es entonces que estamos viendo esto de las inasistencias a las escuelas y las permanencias nocturnas en la calle, como algo “normal”, y con ello seguimos permitiendo que cada vez haya más chamacos que faltan a la escuela, que no son educados, y que por lo tanto se están convirtiendo en un riesgo para la sociedad.
Cierto es que antes también había muchos chamacos que no iban a la escuela, pero la gran mayoría de ellos se ponían a trabajar y con ello eran productivos para su familia y para la propia sociedad, pero ahora no, estos chamacos que no van a clases, no trabajan, y no trabajan porque si lo hacen luego no falta quien considere que son víctimas de explotación laboral, y con ello también se les siga consecuentando, se les permita seguir siendo inoperantes e inactivos en la vida diaria. O sea que por el lado que le veamos estamos mal, y todo porque ya dejamos atras la severidad, la disciplina férrea, el cintarazo y el chanclazo, precisamente por tanto libertinaje, sin que hasta hoy en día no se ha podido siquiera regular que todos los niños, en edad escolar, estén justamente en la escuela, y no en la calle, y mientras eso no ocurra seguiremos siendo víctimas colaterales. Y todo porque no hay leyes que obliguen a cumplir, no hay orden y no hay disciplina. Sigamos pues viendo chamacos fuera de las escuelas, moviendo simplemente la cabeza porque más de eso no podemos, o más bien no queremos, hacer.
