Esta es la gran pregunta, México sigue siendo atractivo a la inversión quedando Estados Unidos Fuera del Tratado de Libre Comercio, muchos suponen que no, sin embargo, los empresarios de la manufactura mexicana opinan que si, por sus convenientes niveles salariales, su infraestructura, su conectividad geopolítica, su gran reserva de técnicos y profesionales en materia manufacturera, y otras cualidades más, igual de importantes.
No obstante la desinformación cunde y la gente en la calle se alarma y acumula a su malestar y desilusión una tragedia mas al casi dar por sentado que el nefasto Donald Trump cumplirá sus amenazas comerciales. Es casi imposible cambiar las realidades prevalecientes, y menos con esa estrategia disfuncional llamada proteccionismo nacionalista.
ES básicamente complejo y disruptivo pretender regresar a Estados Unidos a un esquema laboral de reindustrialización, del que salió gracias en buena medida a su neo-bocacion financiera, bolsista y crediticia, es decir, impulsar la creación de nuevos empleos mediante la manufactura implica desconocer los avances tecnológicos y los altos costos de la mano de obra. Los obreros Estadounidenses se han de reinventar a base de la capacitación y la actualización tecnológica.
Cosa difícil por la edad de su población, y su falta de preparación académica, su bono demográfico depende más de la inmigración, que por su alta condición de ilegalidad no se puede incorporar con certeza a la producción manufacturera de baja o mínima preparación. Mire usted, primero se dijo que la desgravación fiscal implementada por Estados Unidos a fines del año anterior y principios del presente provocaría un flujo preocupante de empresas instaladas en México y otras partes del mundo, y la realidad no está siendo así.
A que empresa puede convenirle salir de un país en donde tiene un alto cumulo de inversiones en todos los componentes de su operación y mercado, para aprovechar un suculento descuento tributario que no se sabe cuanto tiempo permanecerá, por una parte, y por otra los altísimos costos que implica liquidar operaciones laborales, administrativas y comerciales, además de desinstalar costosas infraestructuras a fin de aprovechar una eventualidad fiscal.
Que empresa manufacturera podría tomar decisiones que afectarían en el corto, mediano y largo plazo a sus dueños, directivos, ejecutivos, accionistas en bolsa, proveedores y demás componentes de las cadenas productivas ya consolidadas. Tomemos, amigo lector, tan solo un poco de la historia reciente, ubiquémonos en los inicios del siglo pasado y en aquel terrible fenómeno del capitalismo norteamericano llamado la gran depresión.
Salir del TLC, implica para Estados Unidos, encarecer los costos de la producción manufacturera y por ende los precios de las mercancías, disminuir considerablemente la capacidad de consumo del mercado interno anglosajón. Para México, por el contrario, habilitar otros mercados con los que ya se tienen tratados de desgravación arancelaria y aprovechar las fortalezas de esos otros mercados producto del neocapitalismo sin democracia como el que representa las crecientes clases medias de China, Rusia, Brasil, India, La Comunidad Económica Europea, Japón y las de Asia insular.
En fin, y para concluir, habría que pensar mas en dejar a Estados Unidos que se hundas a solo atrapado en sus muros, fobias racistas y sus consecuencias nefastas.
NOS VEMOS Y LEEMOS EL PROXIMO MARTES.
