La inconformidad está contenida. Los reclamos, la urgencia de cambio y las duras críticas hacia Sergio Guajardo se mantienen en la privacidad de los grupos internos de Wattsapp.
Los priistas siguen resignadamente disciplinados. No han asumido el nuevo escenario. Todos coinciden en la urgencia de sacar a Guajardo de la presidencia del CDE pero pocos se atreven a decirlo con todas sus letras.
La maestra Lupita Flores puso el ejemplo. La senadora urgió a acelerar el cambio de Guajardo por salud del partido.
No solo eso. Llamo a impulsar el relevo desde Tamaulipas y no esperar hasta que el Comité Ejecutivo Nacional venga a promover la renovación del CDE.
El llamado surge a tiempo. Tamaulipas es una de las cinco entidades en las que habrá elección en el 2019. El proceso arranca en septiembre y si los priistas no reaccionan Guajardo se queda por un año más con todos los riesgos que ello implica.
En el Comité Ejecutivo Nacional del PRI hay varios tamaulipecos. Está Ramiro Ramos como sub secretario de operación política y está Manuel Muñoz Cano como sub secretario de elecciones.
También la diputada federal Monserrat Arcos que ocupa una cartera de la CNOP y Emilio Grimaldo como secretario del Instituto Reyes Heroles.
No solo eso. La tamaulipeca Paloma Guillén es una de las personas con mayor cercanía a la flamante presidente del Comité Ejecutivo Nacional, Claudia Ruiz Massieu y Manuel Cavazos Lerma ocupa una Secretaría General Adjunta, aunque algunos lo califican de ornato.
En serio…¿nadie puede hacer algo para apresurar los cambios en el CDE?
Es posible que desde la comodidad presupuestaria del CEN no les interese rescatar lo poco que queda del PRI en la Estado donde ya no hay futuro.
Finalmente el próximo presidente del partido llevaría ventaja para colocarse en la primera posición plurinominal al Congreso del Estado en la elección del 2019.
