Ya hay fecha para la visita de Andrés Manuel López Obrador a Tamaulipas: será el 17 de octubre, por la tarde, en Altamira, de acuerdo con el alcalde de esa ciudad. Adrián Oseguera Kernión.
AMLO también vendrá a Nuevo Laredo, según adelantó Tatiana Clouthier, en su reciente visita a esta ciudad.
En los últimos 20 años, López Obrador ha estado en Nuevo Laredo en varias ocasiones. Vino a finales de los noventas, cuando era líder nacional del PRD; luego vino en las tres elecciones presidenciales en las que participó, y en el inter, entre campaña y campaña.
Cuando era líder del PRD, pocos lo acompañaron en su visita a Nuevo Laredo. En el 2006 y 2012, junto alrededor de mil simpatizantes. En el 2013, no logró llenar el Sindicato de Telefonistas; regresó en el 2015 al mismo escenario, y lo llenó, pero no a reventar, cerca de 80 gentes. En su visita de abril de este año, le fue mejor, entre tres y cuatro mil gentes. Hasta él se asombró.
Pero no es lo mismo ser líder nacional del PRD, aspirante presidencial y presidente electo.
En el 2000, días después de que Vicente Fox asumió la presidencia de la república, visitó Nuevo Laredo. Estuvo en el CITEV, en medio de los dos puentes; luego se fue al puente 1 y fue la locura. Parecía Juan Gabriel en sus mejores tiempos. La gente lo saludaba de mano, le tocaba el brazo o lo que pudiera. Se peleaban por la selfie. Él, sin guaruras, se dejaba querer. Se sentía querido y estaba convencido que la gente lo protegía. Con el tiempo tuvo que echar mano de todo el guaruraje posible.
Un alboroto así, solo lo vimos en los ochentas, cuando el alcalde de San Antonio, Henry Cisneros, visitó Nuevo Laredo y en la explanada Esteban Vaca Calderón se formó una fila de varias decenas de personas para retratarse con quien hasta entonces era el primer hispano en gobernar una ciudad con más de un millón de habitantes.
Con el tiempo, tanto con Henry Cisneros como Vicente Fox, sobrevino lo inevitable: se cayeron del pedestal en donde las masas los encumbraron. Las carreras de uno y otro se vinieron abajo. A Henry lo destruyó un affaire con una mujer; y a Fox, también, entre otras muchas causas, como su frivolidad, su locuacidad, etc.
Esperemos que López Obrador sí pueda cumplir con las altas expectativas que ha generado entre la sociedad, dentro y fuera del país, o que al menos se aproxime, y que no le pase lo que a Fox y a Cisneros.
Vamos a darle tiempo al tiempo. Vamos a esperar a que López Obrador asuma la presidencia de la república y veamos que tal gobierna.