¿Se acuerdan de la tienda “Navarro”?
Esa que en aquellos viejos años se encontraba a la salida de Nuevo Laredo.
La tienda Navarro era punto de referencia. “Allá por anca Navarro”, decían algunos, y la clásica contestación era. “¿tan lejos?”. O “antes de llegar a Navarro”, o bien “pasando Navarro”. Y vaya que ya pasar “Navarro” era lejísimos, ya rumbo a Piedras Negras, en las afueras de la ciudad.
De hecho todos los que iban a los ranchos por el rumbo de la carretera a Piedras Negras, o a Villa Hidalgo, Coahuila, tenían prácticamente la obligación de llegar a la tienda “Navarro” a surtirse de cerveza, refrescos, papitas, carne, verduras para el “pico de gallo”, carbón, petróleo y demás productos para el “pic-nic” en el monte.
Claro que eran los tiempos en que uno podía ir al monte tranquilamente a pasar un día de campo, o al río a pescar. Los denominados “Día de la Coneja” era tradición ir a acampar por aquellos rumbos, y por ende llegar con “Navarro”.
La tienda llevaba el apellido de su dueño, Don José Navarro, hombre de carácter fuerte, cien por ciento norteño, que supo hacer fructíferar su negocio. Tenía de todo en su tienda, de ahí también su gran éxito, pues uno sabía que llegando a dicho negocio encontraría lo que le hacía falta, sin necesidad de andarse regresando a otras tiendas. De hecho quienes acampaban en el monte regresaban con “Navarro” a resurtirse de productos, para regresar otra vez al campo.
La tienda “Navarro” fue por muchos años un icono en Nuevo Laredo, siempre en su esquina de Enriqueta Castañeda y Habana, en la colonia Buenavista. Sin embargo en la década de los 90’s decayó. En parte porque la ciudad empezó a crecer por aquel rumbo, y por ende aparecieron más tiendas. De hecho la aparición de Soriana Carrizo, en Eva Samano y Revolución, le mermó mucho las ventas, hasta que de plano Don José Navarro optó por cerrar la tienda.
Sus hijos, José, Lety, Josefina y Fernando, intentaron revivirla, pero ya no fue lo mismo. La competencia de más negocios no dieron pauta al ansiado resurgimiento.
No tiene mucho que el negocio cerró sus puertas de manera definitiva, como tampoco tiene mucho que murió Don José Navarro, quien pasó sus últimos días sentado en una silla de ruedas, en la banqueta de su otrora próspero negocio.
Hoy el local que ocupaba sigue en pie, aunque solo sirve de hogar a la familia Navarro. Hay quienes dicen que tal vez algún día los descendientes se animen a volver a abrir la tienda. Hay quienes dicen que tal vez ya no quieran volver a internarlo. Hay quienes incluso dicen que están vendiendo el inmueble. Pero lo que sí es cierto es que la tienda “Navarro” es ya una hoja en el libro histórico de nuestra ciudad. Y aunque hoy en día el lugar que ocupó la tienda ya no está tan lejos, siempre muchos recordaremos la vieja frase de: “antes o después de con Navarro”.
