Jugando ajedrez con mis hijos, me recordaron cuál era la función de cada pieza según su designación. Cuando llegamos a la Reina, puntualizaron que era la pieza que más movimientos podía tener y la única que podía hacerlo. No pude evitar pensar en la semejanza con la madre de todas las influencias. Mas allá de las reglas del juego, describían con aire de respeto la distinción de la Reina.
Vino a mi mente el sin fin de correlaciones con la figura femenina, pero sobre todo con la imagen materna en muchos sentidos. Por ejemplo, conocemos como Madre Tierra al lugar donde habitamos. La palabra Madre es porque ahí es donde se origina la vida de todo ser vivo.
La Madre Naturaleza, la Sierra Madre Oriental y Occidental. Incluso en el máximo insulto que existe en nuestra cultura, es precisamente un recordatorio de “la madre”.
El 10 de mayo, día de la Madre, detienen el ámbito académico para dedicar el tiempo a mamá con festivales musicales, y en ocasiones muchas empresas laboran medio tiempo por dicha fecha.
Bien decía mi madre, la mamá es la mamá. En cualquier entorno, en cualquier situación la madre existe y tiene poder. El lazo que une a madre e hijo es irremplazable, profundo e infinito.
Trabajémos para ser madres que dejen huella, que nuestro legado sea inolvidable y traspase generaciones. Tomemos conciencia de ello, somos la madre de todas las influencias. Tenemos ese poder, hagamos uso de él.