El Dólar
Compra:
$16.20
Venta:
$17.20

La ley de la vida

Últimamente he tratado de acordarme cuántas veces me dijo mi madre en mi juventud aquella famosa frase que muchos en nuestras vidas hemos escuchado de “pero ya tendrás tus hijos y vas a pagar”. Indudablemente fueron muchas, que se han ido juntando a las que ahora, mi señora madre me refuta, y que ha cambiado al “¡ándele, que bueno que ya está pagando!”. Y es que cuántas veces no hice yo tantas cosas que ponían los pelos de punta, no solo a mi madre Doña Teresa, sino también a mi señor padre, Don Salvador. Cuántas veces no llegué tarde a la casa, y mis padres siempre esperándome, a las dos, tres o cuatro de la mañana. Y no dormían, sino hasta que yo llegaba, regularmente ebrio, y todavía queriendo platicar mis peripecias, lo que me había sucedido. Cuántas veces no les platiqué que me había peleado, o que había discutido con alguien, o peor aun que alguien con los que estaba había sacado un arma y se había hecho el gran mitote, como si eso fuera una gracia, sin pensar el terror que les ocasionaba a mis padres con esos diálogos fútiles, y que por ende aumentaban su temor a la siguiente vez de mi tardanza para llegar a casa. Cuantas veces de plano no deje de ir a mí hogar, quedándome dormido en cualquier lugar, y mis padres sin poder dormir, esperándome, y peor aún en la mañana llamando a varias partes para ver donde estaba, hasta que yo llegaba como si nada, simplemente para asearme y volverme a largar, para dejarlos nuevamente con el Jesús en la boca. Cuántas veces no llegué en la madrugada a la casa, estacionando el carro justo frente al portón, y viendo la silueta de mi padre, enmarcada por la luz de un cigarrillo, esperándome en el umbral de la puerta, y tras ver que yo llegaba acostarse en su cama, fingiendo que dormía, pero ya lo había visto yo que estaba esperándome, lo mismo que mi madre, quien muchas veces me dijo, “llega temprano, porque tu padre no duerme y no me deja dormir a mí”, cuando realmente ella tampoco conciliaba el sueño por estar aguardando mí llegada.
De todas esas cosas me acuerdo ahora en que mis hijos se van los fines de semana (ellos nada unos cuántos fines de semana), y ahí estoy esperándoles, llamándoles por teléfono o mandándoles mensajes por Whatsapp, preguntándoles donde andan, y a qué horas van a llegar. Rogándoles prácticamente que no lleguen muy tarde, porque su madre no se duerme hasta que llegan, sin decirles que yo tampoco.
Afortunadamente hoy hay muchas formas de comunicarse, de saber dónde andan los chamacos, de decirles que mejor se queden dónde están, y que lleguen en la mañana, para que no se arriesguen a llegar ya muy de madrugada, con los riesgos que eso conlleva.
Pero los chamacos no miden los riesgos, como igualmente no los medimos quienes fuimos los chamacos del ayer. Hoy en día los hijos te dicen “no pasa nada papá, tu duérmete que yo me ando divirtiendo”, exactamente lo mismo que yo le decía a mi padre, cuando llegaba tarde a casa.
Por eso bien dicen que los años pasan, pero las situaciones siguen siendo las mismas. Por eso bien dicen que todo se paga en la vida. Y sobre todo que lo que hiciste con tus padres, lo vas a pagar con tus hijos. Es la ley de la vida. Esa vida que está llena de riesgos, que cada vez creemos que son mayores, pero que son parte de la evolución de la vida misma.
Y aunque yo siempre digo que al que se porta bien, le va bien, y no tiene por qué pasarle nada; y al que se porta mal, le va mal, y puede pasarle de todo, igualmente entiendo que nadie, pero absolutamente nadie está exento de ese viejo adagio de “ya lo pagarás con tus hijos”, te portes como te portes. Lo reiteró, es la ley de la vida.

Concebido como una nueva plataforma tecnológica de impacto regional, Lider Web trasciende más allá de lo tradicional al no ser únicamente una nueva página de internet, sino más bien un portal con información al día que integra a los diferentes medios que conforman El Grande Editorial: Líder Web y Líder Tv

Contactanos:
Tel: (867) 711 2222
Email: editor.liderweb@gmail.com

Social

805 Follows