En los últimos años me he dedicado a promover la importancia de la madre y su papel en la crianza y formación de los hijos. El poder que nos caracteriza de impactar sus vidas profundamente y sobre todo el valor tan inmenso de nuestro amor hacia ellos a lo largo de su crecimiento.
Mis columnas están enfocadas en hacer hincapié en lo maravilloso que es esta labor. Su contenido es verídico y en su mayoría anécdotas propias.
Hace días me topé con la serie “I am a Killer” (Yo soy un asesino) la cual muestra diferentes historias impactantes de la vida carcelaria. Contadas de manera fría y clara, siendo desgarradoras muchas de ellas. Volví a comprobar como el impacto ante la poca o nula imagen positiva de los padres puede desgraciar vidas para siempre. Atmósferas llenas de abusos, maltratos, desconfianza y abandono terminan con el futuro de niños y jóvenes.
Lloré al ver la serie y lloré más al escribir la columna, el ver que en los momentos en donde les cambia la vida a los reclusos, tenían la edad de mis hijos adolescentes, me paralizó. La falta de amor tan despiadada me hizo pensar que la falta de amor mata, literalmente.
Hoy la vida me inspiró de una manera diferente para escribir mí columna. He meditado por días al respecto y ha fortalecido en mí el deseo de continuar motivando y promoviendo la imagen formadora, principalmente de la madre. No me canso de reafirmar el gran poder que tenemos como madre de todas las influencias de crear vidas plenas, seguras y felices. Seguiré con esta misión hasta donde mis fuerzas me lo permitan. Tengamos presente que los niños merecen crecer felices, estar tranquilos, sentirse protegidos y amados. Necesitan nuestra mejor versión. Los jóvenes necesitan ser escuchados, amados, apoyados, sentirse comprendidos y aceptados en todo momento.
“La crianza con amor es un factor determinante para el desarrollo de los niños”.
Kiki
gacigue@hotmail.com
