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La bella época restaurantera

Hace poco platicando con mi amigo José Luis Morante López, salió a relucir cuando él tenía la cadena de pollo frito Dunny´s, cuyo producto a mucha gente le gustaba.

Había uno de estos negocios en Madero y Manuel M. Ponce, otro por la González, cerca del Hospital Civil, uno más por la Guerrero, en el centro y otro en la misma Guerrero, pero entre Lincoln y Zaragoza. Ese era el que yo frecuentaba, pero curiosamente iba no tanto por el pollo, sino por las hamburguesas que también estaban muy ricas.

Eran finales de los 80´s en que yo trabaja en el extinto periódico Laredo Ahora, que estaba a unas cuadras del lugar, y continuamente me daba mis escapadas para comer ahí. Recuerdo también que a un lado estaba un negocio llamado Las Cazuelas, que manejaba un hermano de José Luis, y donde vendían unos tacos bien ricos, pero además servían de botana unas zanahorias agridulces que estaban muy sabrosas.

Eran tiempos en que había muchos restaurantes por la avenida Guerrero. Estaba el Río Mar, a la altura de la Iturbide; Pollos Memo, cruz con Guatemala, e incluso recuerdo que las carnitas del restaurante El Rancho las hacían a la vista de la gente, cuando todavía dicho negocio, propiedad de “El Cabo” Manzilla, no crecía tanto como ahora.

Más hacia el sur estaba el restaurante El Tokio, de mi amigo Pepe González Ríos, donde me la pasaba mucho tiempo, pues aparte de que me gustaba mucho la comida que ahí preparaban (el caldo, la milanesa, los hot-cakes y sin faltar el exquisito café, eran clásicos en mi menú) veía películas que transmitía Pepe para atraer a la clientela, proyectándolas por medio de videocaseteras VHS.

A unos metros de El Tokio, en la esquina de Madero, estaba el restaurante La Principal, donde vendían buenas carnes asadas. Ya rumbo al centro estaba el tradicional México Típico, que era el punto de reunión de los encumbrados económicamente. No puedo dejar de mencionar el café Plaza, que estaba en Morelos y Maclovio Herrera, y que era el punto de encuentro de la clase política.

Igualmente bajo el viejo hotel Reforma, de Guerrero casi esquina con González, estaba a su vez el restaurante Reforma, donde vendían un pollo asado delicioso, y muy buenos cortes de carne.

Había muchos más restaurantes en aquel entonces, sin faltar los tradicionales puestos de tacos de carne asada, barbacoa y variados guisados en las cercanías del mercado Maclovio Herrera, y donde mucha gente comía, incluyendo los parroquianos que visitaban las múltiples cantinas que habían en los alrededores, y que en aquel entonces, al igual que muchos restaurantes, operaban las 24 horas del día.

Ni que decir que en aquellos tiempos los gringos venían en grandes masas a comer en los restaurantes locales, dejando gran derrama económica. Hago todo este recuento porque hoy en día todos los negocios aquí comentados ya desaparecieron (con excepción de El Rancho).

De hecho hoy en día pocos, muy pocos restaurantes (tal vez solo El Padrino) operan las 24 horas. Sin embargo últimamente hemos visto como han ido apareciendo nuevos restaurantes en la ciudad, entre sencillos y lujosos, pero está habiendo mayores opciones para los comensales, y a la vez generándose más empleos para los habitantes.

Cierto es que muchos de estos restaurantes pertenecen a ciertas cadenas nacionales e internacionales, que poco a poco se han ido comiendo a los restaurantes de comida casera, levantados por ciudadanos comunes que gustan de compartir su buen sazón. Igualmente hoy en día vemos que nuevamente viene gente procedente de Estados Unidos a comer a restaurantes de esta ciudad, atraídos más que nada por el gran valor que tiene su moneda, ante la nuestra.

Allá en Laredo, Texas, un taco de carne asada llega a costa hasta 5 dólares, mientras que aquí tiene un costo promedio de 1 dólar (y más rico). Aparte la inseguridad ha bajado, ya no estamos como hace cinco o diez años, en que el temor era latente. Hoy hay más vigilancia y eso da confianza a que vengan los visitantes texanos. Reitero, tal vez no tengamos en Nuevo Laredo tantos restaurantes como en antaño, y con tanta variedad de comida, pero poco a poco la gastronomía empieza a resurgir. Esperemos que el sector restaurantero mejore aún más, por el bien de todos.

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