El periodo intercampañas se ha convertido en un dime y diretes entre los candidatos. Esto se debe al vacío legal existente, sobre lo que se tiene permitido o no en el periodo, y por la falta de propuestas ante los retos del México de hoy, así como para fomentar el desarrollo social de su población. En este contexto, existe la gran posibilidad que las campañas formales se caractericen por la emisión de información falsa y la polarización política de la sociedad mexicana.
El vacío legal se debe a la falta de precisión de lo que pueden hacer o no los candidatos. Las alianzas electorales han definido a las personas que representarán a sus militantes y simpatizantes en las campañas formales. Sin embargo, tanto candidatos como partidos no han dejado de publicitar su imagen e ideología. Lamentablemente, también se han dedicado a buscar lo malo que uno u otro candidato ha hecho. Lo que se aleja por mucho de una contienda político-electoral, para convertirse en una guerra de desacreditación.
Se ha dejado de lado el debate de ideas y la exposición de propuestas que respondan a los problemas de México. Es necesario que las próximas campañas contengan plataformas claras que den solución, en primer lugar, a la falta de crecimiento económico, el cuál debe aumentar para atender problemas como la pobreza y la desigualdad. Segundo, deben proponer mecanismos fiscales para que el Estado cuente con los recursos suficientes para impulsar el desarrollo social.
Tercero, cómo fortalecer la aplicación de la ley, para tener un país en el que se respete el Estado de Derecho y se aplique la justicia con imparcialidad y transparencia. Cuarto, cómo atender el gran problema social en México, la pobreza. Existen 60 millones de personas en situación económica precaria. Se debe mejorar el acceso general a servicios de salud y educación de calidad. Estos son cuatro temas en los que se deberían estar concentrado las intervenciones públicas de los candidatos, así como el diseño de sus plataformas electorales.
De continuar con la tendencia actual, tendremos campañas enfocadas en lo que dicen las encuestas, influenciadas por intereses particulares; en noticias falsas, provenientes de sitios sin ética y profesionalismo, que sólo confunden a la ciudadanía; así como en discursos incendiarios que aumentan la polarización política de la sociedad. Es necesario que tanto candidatos como partidos se enfoquen en cómo sumar voluntades a través del diálogo y la generación de acuerdos.
