En el año 2005, surgió el programa de Bécalos, el cual como su nombre lo indica es un programa de becas para generar oportunidades de estudio a jóvenes con desventajas sociales. Lo que más me gustaba de esta campaña era su slogan “Hay talento, solo falta apoyarlo” lo considero tan cierto y tan real.
Ciertamente muchos de los programas están limitados, llenos de trámites y requisitos, a mí parecer algunos de ellos innecesarios.
Claro que hay talento en muchas áreas, cierto que la parte económica es primordial para avanzar, pero sin temor a equivocarme, el apoyo mas importante para alcanzar las metas y lograr los sueños es por parte de la familia.
Uno de mis maestros y escritores favoritos, Goleman, invita en su sistema a que es fundamental que la familia se involucre en la formación de los hijos para llegar al éxito.
Yo coincido y también considero que más que apoyo es una inversión en todos los sentidos.
Hace días una persona me compartía que sus hijos querían ser futbolistas profesionales, argumentando a la vez que ella no podría apoyarlos por falta de tiempo y dejando claro que no quería hacerlo por todo lo que representaba tener hijos de alto rendimiento, ni siquiera dejó abierta la posibilidad de intentar.
En este caso en particular era evidente que el recurso económico no era problema, la escuela de futbol, la escuela Chivas sede en Guadalajara, estaba relativamente cerca de su domicilio. A ciencia cierta, desconozco el talento futbolístico de sus hijos, pero conocí el deseo y ganas de hacerlo.
La realidad es que en el deporte como en las artes, la mayoría de la formación debe ser a temprana edad, de ahí la importancia del apoyo familiar.
Todos en algún momento necesitamos que crean en nuestros sueños y deseos, aún más nuestros hijos por parte de nosotros, porque somos la madre de todas las influencias y tenemos ese poder.
Hoy, con esta columna, se cumple un año de trasmitir anécdotas, aprendizajes y mensajes de la madre todas las influencias.
Gracias a que alguien creyó en mí, lo he logrado.
Agradecida, fortalecida y comprometida como el primer día.
Gabriela Guerrero Sánchez “Kiki”
