El congreso federal acaba de aprobar una reforma a la educación y otra laboral. Son cambios aprobados para que todo siga igual. O hasta peor.
En el caso de la educación, el flamante secretario que presume ser abogado sin haberse graduado, ordenó que en lo sucesivo ningún niño de primero y segundo grado de primaria sea reprobado, si asiste todos los días a clases.
Es decir, no importa que sea un niño que no sepa y que encima no lleve tareas, se pelee con sus compañeritos, le conteste con groserías al maestro cuando este le llame la atención. Al final, el maestro nada podrá hacer para corregirlo y tendrá que aprobarlo.
La reforma laboral fue aprobada con prisas, presionados por el gobierno de los Estados Unidos, que amenazó con no aprobar el nuevo tratado de libre comercio si no había una reforma laboral en la que se establece la libertad de afiliación sindical, entre otras cosas. ¡Vaya triunfo!
Total que son reformas para que todo siga igual, aunque después de todo qué podíamos esperar de un gobierno federal construido sobre mentiras y el cual nos dice que México se va a transformar sin necesidad de hacer nada, con que lo diga el Tlatoani. Qué importa que los organismos internacionales especializados digan que la economía crecerá a no más del 1.25 por ciento, que el desempleo es el más alto para un cuatrimestre de sexenio, que la recaudación fiscal ha bajado, que la inseguridad es la peor de la historia, que la corrupción y la impunidad persisten y tantos y tantos rubros sociales donde hay rezago evidente.
En fin.
En otro tema, este miércoles se cumplen 27 años de un primero de mayo sin la presencia del profesor Pedro Pérez Ibarra.
Y sin Pérez Ibarra se acabaron aquellos mega-desfiles en los que en un par de horas participaban más de 15 mil obreros. Todos ordenaditos, caminando con ritmo, vistiendo camisetas identificando su empresa o su sindicato.
Además, aunque eran los tiempos en que el gobierno y la CTM eran los mismos, eso no era obstáculo para que los contingentes exhibieran mantas con protestas por el mal servicio del ISSSTE, contra el Infonavit y con peticiones para un mejor salario, acceso a la canasta básica, a la vivienda, educación etc.
Ciertamente muchos de los obreros asistían presionados por sus líderes con la amenaza de aplicarles una sanción económica, pero otros acudían con entusiasmo y hacían del desfile una fiesta, con música y baile incluido, similar a los desfiles escolares del 15 de septiembre o del 20 de noviembre.
Esa magia de los mega-eventos sindicales se acabó, para bien o para mal. Son parte de un pasado que no volverá.
Por otra parte, la Secretaría de Finanzas del Gobierno del Estado, prorrogó hasta el 30 de junio el pago de derechos vehiculares, que originalmente vencía este 30 de abril. Buena noticia para los contribuyentes que no están al corriente.