¿Cuántos de aquellas viejas generaciones de los 70´s y los 80´s no escuchamos alguna vez en voz de nuestros padres aquella terrorífica frasecita de “me estás llenando el hígado de piedritas”? Ya cuando lo decía alguno de nuestros progenitores, era para ponernos a temblar, con el debido entendimiento de que en cualquier momento nos iban a dar un santo guamazo que íbamos a lamentar por toda la semana. Dichas palabras generaban que inmediatamente pusiéramos atención a todo lo que en adelante nos dijeran nuestros padres, pues evidentemente no queríamos vernos “cocoteados”, “chancleados” o “encinturonados” por papá o mamá, según fuera el caso.
¿Cierto o no cierto? Y bueno esta corta evocación de lo que muchos vivimos en nuestra infancia (y que conste que me refiero a las generaciones viejas, porque las nuevas de plano no sufrieron, ni han sufrido, estas indolencias) viene a colación porque algo similar sucede con la angustia que vivió el país hace unos días, por la amenaza que lanzó el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre nuestra nación, en sentido de que impondría aranceles a los productos mexicanos que se exportan hacia los Estados Unidos, en represalia porque el gobierno mexicano, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, no estaba haciendo nada para frenar los altos índices de migración, de gente que viene de otros países a México, con la intención de cruzar hacia Estados Unidos, en busca del consabido sueño americano.
Y es que tuvo que ser necesario que Donald Trump, Presidente de Estados Unidos, se pusiera duro con el gobierno mexicano con tales amenazas, para que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se pusiera actuar en torno al tema de los migrantes y de otras cosas en las que ha estado fallando el gobierno de la denominada “Cuarta Transformación”, y que no solo afectan al gobierno americano, sino también a todos los mexicanos.
Por eso, en lugar de criticar a Trump, por lo que muchos consideran su dureza, deberíamos aplaudirle, ya que solo con su intervención se obliga al gobierno de México a actuar en los temas prioritarios. En este sentido cabe apuntar que esta no es la primera vez que el gobierno americano ejerce sus presiones ante el gobierno mexicano, para obligarlo a proceder, pues ya en muchos otros años han ocurrido situaciones similares, por lo que es claro que esto no es para desgarrarse las vestiduras.
En mi muy humilde opinión, Trump no está más que “echándonos una mano” y deberíamos estarle agradecido en vez de considerarlo un monstruo. En lo personal lógicamente no tengo el gusto de conocer a Trump, pero sí he leído un libro escrito por él, junto con Robert Kiyosaki, titulado “Queremos que seas rico”, y lo cual me ha dado la oportunidad de entender que Trump es una persona por demás exitosa, que se logra lo que se propone, pero sobre todo que comparte sus conocimientos para que todos en el mundo puedan lograr sus objetivos.
Trump ha dicho que los mexicanos no tienen por qué sufrir las penurias que sufren, teniendo un gran país, y eso es cierto, porque si en México no hemos podido despegar ha sido por nuestra propia culpa, por no elegir gobernante que nos haga estar en los primeros sitios del plano mundial, y en este sentido hablo de verdaderos líderes, no de charlatanes vestidos de tales. Por eso en lo personal creo que es bueno que Trump nos amenace con “cocotearnos”, “chanclearnos” o “encinturarnos”, pues no está siendo más que hacernos entender. Y en todo caso deberíamos estar agradecidos, aunque evidentemente entiendo que muchos no comparten este mismo sentir.
