Seis siglos antes de nuestra era, Esopo, el fabulista griego, creó más de quinientas fábulas para que los ciudadanos reflexionaran sobre la vida, el fracaso, el amor, el éxito y la humildad. Su trabajo se divulgó oralmente durante dos siglos, hasta que el retórico Demetrio de Falero, las plasmó en tablas, una de aquellas obras magistrales fue “El bufón y el campesino”.
Según la fábula, un hombre rico abrió un teatro gratuito, y anunció que recompensaría a quien inventara una nueva diversión, fue así como apareció un bufón, quien, tras un momento de silencio, imitó el chillido de un cerdo, el sonido fue tan similar que aquel público buscó tras bambalinas al citado animal, sin embargo, y con asombro, descubrieron que ese bufón era un gran imitador.
Según Esopo, en aquella muchedumbre se encontraba un campesino, quien dijo que haría lo mismo para superar al bufón, sin embargo, el campesino escondió un cochino debajo de una capa, acto seguido, jaló la oreja del animal para que emitiera un adolorido sonido, el cual, superó en calidad el emitido por el bufón, sin embargo, los asistentes dijeron que el bufón había dado una mejor imitación, por lo que pidieron la salida del campesino.
No obstante, antes de bajar del escenario, el campesino sacó al pequeño cerdo, y mostrándolo dijo: “Miren ustedes, esto demuestra que clase de jueces son”.
De frente a las elecciones del próximo 1 de julio, los mexicanos tenemos la responsabilidad de elegir un nuevo presidente partiendo de cuatro opciones, Obrador, Anaya, Meade o Rodríguez, sin embargo, y por el bien de la república, más nos vale eliminar todo estereotipo sobre cualquier candidato, mismo que tanto empresarios, actores y demás actores sociales pretendieron forjarnos en nuestras mentes.
Si bien es cierto que, quienes contamos con credencial de elector somos constitucionalmente libres para elegir representantes populares, también es cierto que, tenemos un piso mínimo de razón y pensamiento, por lo tanto, que nadie forme en nosotros un estereotipo a partir del pensamiento de otro, pues al hacerlo, omitiríamos lo que alguna vez citó Carlos Salinas de Gortari en su conferencia del Hotel Princes Acapulco en 2016 “El estereotipo es la excusa de los holgazanes”.
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