Veo un México que sangra, pero no desahuciado. Siento un México muy enojado, pero no bronco. Creo en el México conquistador, aquél que se reconstruyó una y otra vez. Ese México, hoy, está ansioso de ser guiado por un líder capaz de llevarlo hacia un nuevo orden.
De acuerdo a estudios muy detallados sobre el humor social -mismos que he revisado en más de una ocasión- el mexicano está enojado con su gobierno, una tendencia muy marcada desde 2015 hasta 2016. Esto es algo que conoce muy bien la Presidencia de la República, como también conocían, por lo menos, desde seis meses antes que se daría un alza muy significativa en las gasolinas, entonces ¿Por qué actuaron de esa forma sin comunicar correctamente ante la opinión pública?
Estamos a dos años para que culmine esta Administración Federal y estoy casi seguro que será recordada la Presidencia de Enrique Peña Nieto no como la que logró las grandes reformas estructurales, sino como la más opaca. Que conste que no incluyo la corrupción, pues considero que su problema mayor es la opacidad, y en ese halo de claroscuros se genera más que una miopía, una percepción de que todos los gatos son pardos.
Decía Gisela Rubach Leuters, la estratega política más reconocida en Latinoamérica, quien conoce muy bien las entrañas del modelo comunicacional de este gobierno de la República, que aplicaron el mismo que usaron en el Estado de México del gobernador Peña Nieto ahora en Los Pinos, pero no se percataron que era otra la dimensión e incluso hasta un nuevo contexto que hay en la comunicación que ha evolucionado por la presencia de las redes social.
Gisela hace un severo recordatorio “No olviden que gobernar es: gobernar, hacer y comunicar”. Sin duda, el gobierno de Peña Nieto dejó de comunicar desde el primer año y siento que ya también está dejando de hacer muchas acciones estratégicas que repercuten en el humor social.
Conversando con Gisela me muestra en su celular un vídeo de un jovencito regiomontano hablando de los impuestos a los hidrocarburos, porque hoy los mexicanos, como en el futbol, todos saben de precios de gasolinas, pese que sin ir más lejos, con el presidente Felipe Calderón el gasolinazo estuvo en 55 por ciento, más alto que el actual, pero la gran diferencia es que su gobierno supo comunicar hasta en la crisis del avionazo.
Otro gran tema que viviremos este año, como bien dice el texano Tony Garza, quien fuera embajador de Estados Unidos en México, es la corrupción “es central—ya sea por medio de un nuevo escándalo o de revelaciones en un caso en curso—y la seguridad nacional seguramente también hará su aparición mientras el número de homicidios sigue creciendo”.
Ahora salen a la luz pública que Pedro Joaquín Coldwell y Jesús Murillo Karam están relacionados con varias gasolineras. Ante tanta opacidad ¿Será el nuevo escándalo por venir o serán los próximos tres aumentos a las gasolinas que se darán en febrero? ¿Usted qué opina?
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