En cara al proceso electoral de 2020 en Estados Unidos (EE.UU.), Donald Trump vuelve a fomentar el odio a los migrantes. De forma unilateral, a través de los departamentos de Seguridad Interna y Justicia, el gobierno presentó la regla de asilo de terceros países para negar el derecho de refugio a las personas inmigrantes. La política obliga a las personas que soliciten asilo en EE.UU. haberlo hecho de forma previa en los países por los que viajan. Esta norma evade responsabilidad, impone a México ser Tercer País Seguro de facto y politiza a su base electoral.
El 16 de julio entró en vigor la regla que establece que los migrantes que no soliciten asilo en los países por los que transitan para llegar a EE.UU. no serán candidatos a tener derecho de asilo. Esta norma, dirigida principalmente a las personas adultas centroamericanas, también es aplicable para todas aquellas que lleguen a la frontera entre EE.UU. y México, así como para niñas y niños que viajen solos. La medida pretende reducir la carga de trabajo migratorio, evitar el ingreso de personas sin temor legítimo de persecución y combatir organizaciones criminales transnacionales.
La norma evade la responsabilidad del gobierno estadounidense referente a la migración que llega a su país y muestra un notable desprecio al derecho de refugio para las personas que lo solicitan. Por otro lado, es conocido que el sistema migratorio del país vecino viola reiteradamente los derechos humanos de las personas, sobre todo de niñas y niños, y que no tiene la capacidad institucional para diferenciar la atención que requieren distintos grupos vulnerables. El anuncio de la medida, junto con las redadas contra familias indocumentadas, se hacen en un marco discursivo electoral que vende la idea de seguridad nacional y confronta políticamente a la sociedad.
Desde tiempo atrás, la administración de Donald Trump ha intentado forzar al gobierno mexicano para aceptar la nominación de Tercer País Seguro, a pesar que no cuenta con los requisitos para serlo. El rechazo de la administración federal pasada y la actual ha sido una constante. A pesar de lo anterior, Trump intenta con esta mediada obligar a los migrantes a quedarse en México, haciendo responsable a nuestro país del flujo migratorio y a otorgar asilo de facto.
Es cierto que la medida puede ser detenida en los tribunales correspondientes en EE.UU.. La probabilidad es bien conocida por el presidente estadounidense; pero estas acciones también son una bomba publicitaria que pretende avivar la xenofobia de la sociedad conservadora del país vecino, considerada como su voto duro. Sin duda alguna, estas acciones que promueven el odio a la migración y a las personas tienen la mira en la elecciones de 2020. La carrera presidencial en EE.UU. aún no comienza formalmente, pero Trump ya inició su campaña apoyado en los recursos mediáticos de su gobierno.
