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EL NUEVO MODELO ECONÓMICO

Apenas a unos días de haber asumido la primera magistratura del país, y conforme a lo expuesto durante dieciocho años de campaña y sus seis primeros meses de pre-gobierno (sexenio corto, se le ha denominado, al período 1º de Julio- 1º de Diciembre 2018). Es posible leer con mayor claridad en que consiste el nuevo modelo económico y de gobierno, con el respaldo, en principio de una base de 30 millones de votos, 57%. Compuesto por los excluidos durante los largos años de gobiernos de élites, y por electores antigobiernistas, anti-priistas y anti-peñistas afectados por las reformas estructurales, además de los muchos hastiados y enojados por los escándalos y desfiguros del sexenio que recién terminó.

De qué tamaño es el mandato obtenido, y que poder político y electoral pudieran tener o llegar a tener estos tan diversos segmentos que hacen triunfar tan rotundamente al hoy presidente López Obrador, habría que verlo y medirlo en su complejidad, en su cohesión interna, y principalmente en su disposición a la movilización y lucha social a lo largo del sexenio.

Por otra parte está el otro bloque de electores representado por un poco más del 40% del total de los votos válidos. Qué capacidades de acción y contra ofensiva tienen o tendrán, y con qué determinación y coraje defenderán su calidad opositora. Estarán dispuestos ahora, o en el futuro próximo a participar en lo que serán las frecuentes consultas públicas temáticas, querrán tomar las calles y denunciar las irregularidades procesales de éstas, además de los manipuleos de movilización electoral con recursos del gobierno.

Es decir esos millones de electores que le dieron su aprobación y confianza a otras opciones políticas en el pasado “Verano Mexicano”, así sustantivado por alguna parte de la comentocracia nacional. Me refiero a los que en principio no quieren acompañar al presidente por ese sendero de excesos fiscales, remedo de neo-redistribución del ingreso. Como podrá ver, usted amigo lector, la muy fraccionada, y diversa en su sentir político, composición de la decisión tomada por los votantes el pasado 1º de Julio, y las exigencias de resultados inmediatos (70% de los encuestados por Mitosky esperan que en un año máximo se cumplan los ofrecimientos sustantivos de campaña), condicionará sin duda las lealtades electorales de quienes votaron por el cambio sin saber en qué consistía el mencionado cambio.

Viene, entonces al caso, explorar con buen nivel de certeza en que consiste el modelo económico que impulsa el presidente López Obrador, a partir, desde luego, de que el modelo social está claramente precisado (elevar el nivel de vida de los excluidos a base de repartirles dinero de los contribuyentes), y el correspondiente accionar político también, consistente con la determinación de centralizar el poder y pasar por encima del federalismo y sus soberanías, al reformar leyes y Constitución Federal de ser preciso.

Mire usted, amigo lector, para mayor claridad, conviene traer a columna el marco de consideraciones expresado por el reconocido economista turco Dani Rodrik catedrático de la Universidad de Harvard (principal guía de los asesores económicos del presidente), en Junio de 2017, durante su conferencia magistral en la Cámara de Diputados Federal, poco antes de emprenderse las re-negociaciones del Tratado de Libre Comercio: México, Estados Unidos y Canadá.

En esa ocasión, y bien que viene al caso, narró en su colaboración del Universal, el conocido y acreditado periodista y economista mexicano Mario Maldonado, la manifiesta admiración y afinidad de ideas de algunos conocidos y acreditados economistas, hoy ubicados en posiciones centrales y estratégicas del nuevo gobierno, como es el caso del acreditado catedrático universitario Gerardo Esquivel, Vice-gobernador del Banco de México y principal articulador del presupuesto de egresos de la federación 2019, además de interlocutor de alta confianza del presidente, durante su pasada campaña, con empresarios mexicanos e inversores extranjeros.

Tenido en cuenta lo anterior, y después de lo advertido por Dani Rodrik en aquella ocasión, y ante la evidencia de lo dicho y hecho durante el primer período corto de gobierno del presidente Andrés Manuel (1º de Julio- 1º Diciembre 2018), es factible y de aceptarse cuál podría ser el camino que tome México, en materia económica, en los próximos seis años, o menos, según lo que resulte de la consulta trianual de revocación de mandato.

Resulta luego entonces, y en mérito al análisis puro y escueto de observadores y analistas, que la analogía entre los postulados de Rodrik y la idea de gobierno del presidente López Obrador es evidente; los mercados globales afirma Rodrik sufren de una gobernanza frágil, y son propensos a la inestabilidad, la ineficiencia y a la baja legitimidad popular. Los mercados, continúa diciendo, y los gobiernos, son complementarios y no sustitutos. Si se quiere tener mejores mercados, debe tenerse mejores gobiernos. Los mercados funcionan bien, donde los gobiernos son buenos. No donde son débiles y malos. La estabilidad económica y la prosperidad se logran por medio de acuerdos institucionales, como por ejemplo: en lo laboral (democracia sindical), financiero (regulaciones), gobierno corporativo (mando concentrado), y en cuanto al bienestar social (programas sociales intensivos).

Esto amigo lector, suena coincidente con el intento de regular la actividad bancaria, la minería, los sindicatos, y la inclusión de la iniciativa privada en los programas sociales. Los mercados asevera Rodrik requieren de instituciones de gobierno y reguladores para bien funcionar, hasta aquí es claro y entendible lo que sostiene Rodrik. El problema viene cuando concluye. No es posible conseguir simultáneamente la democracia, la autodeterminación nacional y la globalización económica.

Sí queremos la globalización, se tiene que renunciar a la autodeterminación del Estado, o a la democracia. Si se pretende profundizar en la democracia hay que elegir entre el Estado Nacional y la integración económica internacional. Y si se quiere preservar el Estado Nacional y la autodeterminación de éste, habrá que elegir entre la democracia y la globalización.

Al parecer, y para el caso del actual gobierno mexicano, la decisión está tomada, vea usted si no, 1).- Profundizar en la democracia, (consultas públicas temáticas como norma de gobierno), 2).- Autodeterminación del Estado Nacional (Decisión de privilegiar el crecimiento interno. 3).- Otorgar menor importancia a los mercados financieros, y a la integración económica internacional (regulación de la actividad bancaria).

Es de esperarse entonces, para los próximos años, por lógica obligada: inestabilidad económica creciente, quebranto macroeconómico, volatilidad financiera y bursátil, tipo de cambio con el dólar a la alza, crecimiento de la deuda externa en dólares, contracción de la inversión productiva, caída en la creación de empleos, y una penosa (por sus costos sociales para todos), ruta hacia la crisis definitiva que consolide o deseche por mandato ciudadano el hasta ahora propuesto cambio.
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