La economía abierta, la democracia, el libre mercado y la inmigración (liberalismo democrático) han sido, desde su fundación, las armas con las que Estados Unidos de Norteamérica ha conquistado al mundo, son y con mucho, los fundamentos básicos de una economía rica y poderosa y de un estilo de vida sofisticado que todos los países anhelan, por lo que bien se dice que ese país, es una nación de inmigrantes que buscan en esos componentes, el sueño de una vida mejor y un futuro promisorio.
Hay en el sentimiento mismo de sus fundadores, la idea predominante de ser una gran nación, dominante y digna de ser imitada. Esto lo han conseguido, a partir de bajas o mínimas regulaciones, de creencias y costumbres afines a las libertades y el trabajo, a los derechos que dan la menos posible intervención al gobierno en los afanes y sueños de las personas.
Por eso mismo, Lincoln no podía aceptar la esclavitud, por eso Kennedy decidió luchar por los derechos civiles, por eso Martin Luther King fue sacrificado, por eso Roosevelt y Truman decidieron entrar a la Segunda Guerra Mundial y lograr que Estados Unidos saliera de ella, como una nación poderosa militarmente y predominante en lo económico, una nación que hoy rige los destinos de Occidente y más allá.
Fueron y son, los inmigrantes europeos primero y de todo el mundo después, los que han logrado y pagado el precio de que Estados Unidos sea hoy una gran nación, como lo fueron España, Inglaterra, Francia, Portugal, Holanda y otras más, durante el primero y segundo milenio de nuestra era. Es la historia la que nos dice cómo ser grandes sin perder la libertad y el derecho a ser mejores.
Fueron éstas, naciones enriquecidas por la migración, por la atracción de personas esforzadas y sacrificadas que contribuyeron al sostenimiento y creación de coronas e imperios, mismos que les reconocieron sus abnegadas determinaciones posteriormente.
Porque eso es al final, la migración, una lucha y esfuerzo que solo pueden emprender quienes están dispuestos a salir de la miseria y el abandono, a sufrir vejaciones y ofensas.
La migración es un fenómeno ancestral y perenne del ser humano, imposible de contener, que se sepa, desde que los primates comenzaron a deambular por el suelo, su primer impulso fue migrar hacia donde hubiera mejores condiciones de subsistencia y bienestar.
Fueron, a partir ese entonces, las primeras actividades muestra de la sobrevivencia del ser humano, la recolección de frutos y la cacería; ir tras los frutos y los animales, que a su vez, viajaban de un lugar a otro por las mismas razones.
Quienes ponen frenos y canceles a la migración son países destinados al aislamiento y el retroceso, así pasó con las dinastías chinas, los cantones feudales en Japón y muchas otras naciones menos emblemáticas tal vez, que también sucumbieron por miopía y racismo. Las naciones nacen, se forman y surgen al éxito y dominio a partir de migraciones. La Gran Tenochtitlan, por ejemplo.
La mayor parte de los pueblos naturales, en este continente y en los demás, hablan de una peregrinación como origen de su fundación y esplendor cultural. ¿Quién entonces, puede oponerse a lo natural e inevitable? Solo alguien de mente obtusa que no sabe de dónde viene y por qué está donde está. Solo el emperador rubio e ignorante del Norte.
NOS VEMOS Y LEEMOS EL PRÓXIMO MARTES.
