A principios del 2014, a dos años de su gestión, ENRIQUE PEÑA NIETO se sentía en el mejor momento.
“El Pacto por México” que incluyó la suma de todas la fuerzas políticas habían hecho posible lo imposible; un acuerdo nacional mediante el cual se aprobaron, desde el poder legislativo, todas las reformas.
Poco le duró al presidente la auto promovida fama de estadista y su surgimiento como el “salvador de México”
Basta recordar la portada de la revista Time de febrero de ese año en la que el mandatario ofreció una entrevista exclusiva para hablar y vanagloriarse de sus inusitados alcances.
En ese escenario nacional surgió la tragedia de Ayotzinapa con la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal.
Trascendió la desgracia y emergió el estiércol oficial en Guerrero
Un gobernador omiso por decir los menos, un alcalde narco y una policía municipal corrupta fue apenas el inicio.
La novela de terror se extendió por los desatinos de la PGR y el cansancio del procurador Jesus Murillo Karam en medio de la exigencia de justicia que llegó incluso de instancias internacionales de Derechos Humanos.
Para aplacar los ánimos sociales, el presidente anunció en noviembre también del 2014, el Decálogo de la Seguridad, un documento de 10 propuestas para mejorar la seguridad, la justicia y el estado de Derecho.
Hoy el país está convulsionado en medio de una terrible crisis económica agudizada por el alza a los combustibles. Las manifestaciones de protestas rebasaron el Estado de Derecho, vandalizaron y saquearon comercios al menos en siete entidades.
Aunque la autoridad lo niegue, los aumentos diversos vienen en cascada. Los productores de carne aumentaron un 20 por ciento, el transporte hace inminente el alza y la vida se encarece limitada por raquíticos salarios.
Surge ahora el Acuerdo para el Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar, una propuesta del Gobierno de la Republica signada por empresarios, sindicatos y productores del campo.
Por la parte oficial, la Federación ofrece reducir 10 por ciento los salarios de funcionarios, mantener estabilidad de precios, modernizar transporte público y fomentar las inversiones.
Por aquello de que prometer no empobrece agregó mejorar las condiciones del crédito y facilitar la movilidad urbana.
Lo malo de los decálogos y de los pactos del presidente Peña es que no tienen plazos.
A dos años del decálogo de la seguridad, no ha terminado de arrancar ni la operación de la línea de emergencia 911
De hecho, el único punto cumplido es del operativo especial en la región conocida como “Tierra caliente” en municipios de los estados de Guerrero y Michoacan.
Hasta ahora no ha mejorar la seguridad ni la justicia.
¿Cuánto tiempo pasara antes de que el Gobierno Federal baje los salarios de sus funcionarios, detenga el alza de precios o mejore el servicio de transporte”.
Será que nos dieron atole con el…pacto.
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