En 1962 surgió en México el impuesto a la tenencia. Surgió como una forma de financiamiento para construir la infraestructura deportiva que se necesitaba para realizar los juegos olímpicos de 1968. En un principio se dijo que sería un impuesto temporal, pero se mantuvo 50 años, hasta su derogación como impuesto federal en el 2012.
De ser un impuesto federal, pasó a convertirse en un impuesto estatal. Es decir, todo siguió igual, como resultado de la ocurrencia de Felipe Calderón que en su campaña presidencial del 2006 prometió derogarla, pero ganó y se le olvidó su compromiso, hasta que a final de su sexenio se lavó las manos, despareciéndola, pero otorgando a los estados la libertad de seguir cobrándola.
En la iniciativa de ingresos para el 2019 del gobierno de Tamaulipas ya no se contempla el cobro de la tenencia. El año pasado se dio un avance en el tema, al establecer que pagarían la tenencia los vehículos con 5 años de antigüedad, en lugar de 10 años.
Ya no vamos a pagar tenencia en el 2019, ya es un avance.
El Estado ha dicho que la recaudación del impuesto predial será sustituido con el cobro de impuestos a los casinos, para que puedan operar.
Aquí en Nuevo Laredo sería sano aplicar un operativo para obligar a los vehículos a emplacarlos, porque fácilmente se puede estimar que el 40 por ciento de las unidades que circulan carecen de placas, de seguro y es posible que los conductores ni licencia tengan. Verse involucrado en un accidente vehicular con esta clase de propietarios, es un problema, pues en el mejor de los casos se ponen a llorar y a decir que quisieran pagar, pero no tienen con qué. Se termina perdonándolos porque no tienen los recursos, son malos conductores y buenos actores, al simular un estado financiero que es contrario a la realidad.
La cancelación de la tenencia, más la reducción de IVA a partir de enero, serán factores que influyan para el crecimiento en el número de vehículos nuevos que se venden en la frontera.
