Abren nuevo restaurante

César García Coronado se perfila como el próximo dirigente estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Tamaulipas. Desde Ciudad Victoria se reporta que es cuestión de días para que se haga el cambio de liderazgo en el tricolor, y se sustituya a Sergio Guajardo Maldonado, quien ya ha pasado a la historia como el peor presidente que ha tenido el PRI en la entidad, en toda su historia. García Coronado cuenta con el apoyo de la mayoría de los grupos priístas de la entidad, y a nivel nacional es respaldado por el ex secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong y el ex dirigente nacional del PRI, César Camacho Quiroz. García Coronado actualmente es delegado de la SCT en San Luis Potosí, pero no por ello ha dejado de involucrarse en la política estatal. De hecho el mencionado fue exiliado por el ex gobernador Egidio Torre Cantú.

Y una vez que se dé el cambio en la dirigencia estatal del PRI, el siguiente paso sin duda alguna será el cambio de liderazgos en los comités municipales. Y para el caso de Nuevo Laredo ya se empiezan a manejar nombres, y uno de los más fuertes es el de Juan Juanes Carrizales, ex candidato a diputado federal. Y es que si bien es cierto que Juanes no obtuvo el triunfo en los pasados comicios, tuvo una sobresaliente actuación, sobre todo considerando que partió de ceros y no tuvo apoyo económico. Y como el PRI requiere de gente joven para resurgir de sus cenizas, quien mejor que Juanes que ha sido uno de los principales innovadores al interior del tricolor. Ya veremos si se le hace.

Un granjero lleva su camioneta al pueblo y el mecánico dice que tiene que dejarla hasta el día siguiente, así que decide regresar caminando a su granja, que no queda lejos. En el camino pasa por la ferretería y compra un balde y un bote de pintura. Allí, un amigo le entrega dos gallinas y un gallo que le debía. Ahora nuestro granjero tiene un problema: ¿cómo llevar todo a casa caminando? Mientras piensa cómo hacer, se le acerca caminando una señora madura y le pregunta cómo llegar a la granja de los Tinajero; el granjero le dice que va en esa misma dirección, y que si no tuviera que llevar esa carga la acompañaría.

La señora dice: “¿Por qué no pones la lata de pintura en el balde?”

Lo llevas en una mano; te pones una gallina debajo de cada brazo y llevas el gallo en la otra mano…”

El granjero sorprendido agradece y comienza a acompañar a la señora. En un momento le dice: “Conozco un atajo, que nos saca del camino principal, pero nos ahorramos un kilómetro”.

La dama lo mira con desconfianza y responde: “Soy una viuda solitaria sin un hombre que me defienda. ¿Cómo sé que no me vas a llevar por el medio del campo, me vas a poner contra un árbol y vas a abusar de mí?”

“¡Pero señora! Aun cuando quisiera, ¿cómo le haría? Llevo un balde, una lata de pintura, dos gallinas y un gallo. ¿Cómo hago para ponerla contra un árbol y abusar de usted?”

A lo que la mujer le responde: “Mira, pones el gallo en el suelo, lo cubres con el balde, colocas la pintura encima del balde y yo te detengo las dos gallinas…”

A una cena ofrecida por una vinícola de prestigio asistió una elegante dama de sociedad, la cual fue recibida por uno de los socios y enólogo de la empresa, el cual le preguntó qué prefería para tomar, ¿si un Jerez o un Tequila? “Jerez”, repuso ella, para luego añadir: “lo considero la máxima apoteosis de los vinos, su exquisito espíritu enaltece y exalta el corazón humano, y pone en él lo sublime que sólo la fina pluma de un poeta alcanzaría a escribir”. Enseguida agregó, “el ambarino tono y la aromática fragancia del Jerez, magnifican el alma y llevan a quien lo bebe, a las excelsas cumbres del pensar y del sentir”. Y remató, “en cambio con el Tequila me pongo bien peda y luego-luego aflojo las de atrás”.

Después de 10 años una señora comenzó a pensar que su hijo se veía un poco extraño por lo que hizo una prueba de ADN y se enteró de que el niño no era de ellos, por lo que le dijo a su marido lo que descubrió, y el marido sin inmutarse le respondió: “¡Claro, ¿no recuerdas?”

“¿No recuerdo qué?”, le dice la esposa exasperada, a lo que el tipo le agrega: “Acuérdate que cuando estábamos dejando el hospital el bebé se hizo popo y me dijiste, ve y cámbialo, así que fui adentro conseguí uno limpio y dejé el sucio allí”.

Una forma muy sencilla de saber si uno ya está viejo es la de caerse en la calle. Si la gente se ríe, es que estás joven, pero si la gente corre a ayudarte ¡es que ya estás viejo! Jajajaja.

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