No sabemos por qué, pero los candidatos de Morena no han recibido el apoyo de su dirigencia nacional y mucho menos del gobierno federal.
Los abandonaron a su propia suerte, no tienen apoyos económicos, ni se les han enviado asesores de ningún tipo.
Cada uno de los candidatos se las ha ingeniado para hacer su propia campaña, algunos trabajan con las uñas.
Y pensar que todavía en febrero, había morenistas convencidos que la elección era de mero trámite.
Por esos días también se pensaba que el gobierno federal haría lo propio designando a personajes políticos al frente del Issste, del Imss, de la SCT, Migración, SEP, Desarrollo Social y demás dependencias federales para desde ahí operar a favor de Morena. Han pasado cinco meses desde el cambio de gobierno y al frente de las dependencias siguen los que estaban en los tiempos de Peña Nieto.
Estos cambios tampoco se dieron después de darse a conocer a los candidatos lo que habría facilitado contentar a los grupos y alentar la unidad interna, pero tampoco se dio esta operatividad.
De febrero a la fecha, el panorama es distinto para Morena.
Una apuesta de este tipo es complicada y más en el caso de López Obrador que como gobernante es una vergüenza y hasta podría pensarse que su imagen en vez de ayudar perjudique, como pasó en los últimos cuatro años del sexenio de Peña Nieto.
En otro tema, Félix Fernando García Aguiar, candidato del PAN en el Distrito 3, sigue avanzando en su campaña de posicionamiento que despliega en 6 municipios, donde cuenta con equipos organizados que hacen proselitismo, aunque el candidato no pueda estar presente.
Estos avances no son obra de la casualidad, tiene el respaldo de gente experimentada que lo apoya en la logística, le organiza la agenda, le ayuda en la difusión de los eventos, le aporta ideas para reforzar la campaña en el territorio, en las redes sociales, etc.
Pero además, García Aguiar sabe escuchar, se deja guiar, confía en sus operadores. Falta poco.