Quienes me conocen saben que manejo un carro Grand Marquis modelo 87, que tanto para mí, como para muchos que lo ven, es un carro clásico. Y cierto, me gustan los carros clásicos, pero más me gusta el viejo Grand Marquis, considerado por muchos el mejor carro que ha existido, dada su comodidad, excelente manejo, y sobre todo la suspensión que hace que el ir en carretera sea toda una sensación, y los baches y topes se pasen como si nada.
De joven tuve un carro Grand Marquis modelo 85, y quedé tan prendido de él que cuando vi en venta el que ahora tengo, no dudé ni tantito en comprarlo, y vaya que me costó caro. Por eso lo disfruto plenamente, a fin de que valga cada dólar que pagué por él. Pero también tengo un Volkswagen Sedan modelo 93, el famoso “Vocho”, otro vehículo que igualmente ya es un clásico, más que nada porque dejó de fabricarse en el 2003.
Tengo también una camioneta Ford F-150 modelo 93, que de la misma manera forma parte de la vieja camada de antiguos vehículos. De hecho todo vehículo con más de 30 años de antigüedad, ya es un clásico. Y cierto es también que el sostenimiento de dichos autos es caro, pues por lo mismo antiguo se descomponen continuamente, y aparte ya es difícil encontrar las partes para reparar las fallas. Pero bueno, es el riesgo de darse un pequeño gusto.
A veces me pongo a pensar porque me gustan los carros viejos, y he llegado a la conclusión de que cuando era niño y joven, veía esos vehículos y quería tenerlos, y como no podía, debido a mi condición precaria, ahora que las condiciones son otras, pues me doy el gusto de tener algunas de las unidades motrices que más he anhelado. Pero también pienso que a la mejor es mi gusto por el pasado, porque también soy coleccionista de antigüedades.
En mi casa, donde tengo mi espacio de diversión con mi mesa de billar, y que es donde comúnmente me paso el tiempo, hay muchos objetos antiguos, muebles, cuadros, trastes, figuras, juguetes, libros, envases de licor y cerveza, y muchos otros enseres que datan ya de muchos años. Soy coleccionista también de monedas y billetes antiguos y dado mi oficio como periodista tengo cámaras, video-cámaras y grabadoras antiguas que atesoro demasiado, y con los que a ciertos espacios de mi vivienda les he dado ese toque de antigüedad.
Y de la música ni se diga, quienes me conocen saben de mi gusto por La Sonora Santanera, Los Panchos, Los Dandys, Los Tres Caballeros, Los Ángeles Negros, José José, José Feliciano, y muchos otros más que hicieron época en los 70´s y 80´s. Es tanto mi gusto por lo pasado que hace poco en el centro de la ciudad de Laredo, Texas, me compré un reloj Casio de estilo antiguo, y que igualmente siempre quise tener.
Y es que para mi fortuna, hoy en día se están volviendo a sacar o copiando productos que antes se hacían, ya que estamos viviendo una era “retro”, lo cual nos da la oportunidad a los nostálgicos de disfrutarlas. Así pues pienso que como hay “chavo-rucos” que son personas ya entrados en los 40´s que se niegan a envejecer, también estamos los “viejos retros” que suspiramos por el pasado, aquellos que sin duda alguna nuestra frase es la de “todo tiempo pasado, fue mejor”.
